sábado, 29 de agosto de 2009

Alaska, la ultima frontera

No puedo resistirme a empezar yo esta entrada, acerca de lo que, para mi, ha sido (hasta ahora) la mejor etapa de nuestra ruta. En ella esperabamos encontrarnos con lluvia, nubes y frio, seguir con mi tendencia ampliamente establecida de no ver nunca un alce, y que se yo, incluso notar el frio del permafrost a traves de nuestras esterillas... En vez de eso encontramos una tierra calida (pocas veces estuvimos por debajo de los 20 grados), unos bosques rebosantes de vida, y un delicioso olor a verde y a flores que lo permeaba todo.

Empecemos.

Despues de una escala de menos de 24h en los Angeles, emprendimos viaje hacia las supuestamente inhospitas tierras del norte del continente americano. Por una vez lo habia hecho bien, y pillamos asiento de ventana, por aquello de si suena la campana y se puede ver algo. Tuvimos suerte. Al llegar a la costa de Alaska, nos esperaban grandes huecos entre las nubes. La ultima hora de vuelo fue todo un espectaculo de glaciares, fiordos, picos nevados hasta donde alcanzaba la vista. Un sightseeing tour alucinante. Os pongo un par de ejemplos para que os hagais una idea.

Si no me equivoco, esta primera foto debe ser de la zona del Prince William Sound (donde el Exxon Valdez tuvo su pequenyo accidente en los 80)



Y esto debe ser en la zona de whittier, ya bastante cerca de Anchorage



Vamos, que llegamos a Anchorage bastante entusiasmados. Nada mas llegar, evidentemente, empezamos a lidiar con el transporte publico casi inexistente (si creeis que en mainland USA la cosa esta chunga, es que no habeis estado en Alaska, aqui no tienen ni los tipicos autobuses greyhound). Pero tienen un tren, que une Fairbanks con el puerto de Seward, una reliquia que conservan por el transporte de carbon, y por llevar a turistas con pasta.
Aunque no entramos en esa categoria, lo cogimos despues de realizar el avituallamiento de rigor: antimosquitos al 40% de deet, bombonas de gas, comida deshidratada, latas de raviolis... en fin, os imaginais lo equilibrado de la dieta.



Descrito en el prospecto como uno de los viajes en tren mas bonitos del mundo, el trayecto realmente se lo valia, bordeando un brazo de mar con las mareas mas fuertes del mundo, montanyas, glaciares y bosques.



Llegamos a seward, descubrimos que el hostel estaba a 2 millas de la estacion (es que es un pueblo pequenyo), y aun asi, cuando llegamos alli y dejamos las mochilas, nos quedo suficiente animo para lanzarnos a escalar la montanya local. El dia era perfecto. Y las vistas del fiordo desde el camino eran... pues como esta que os pongo aqui. Ver toda la panoramica era impresionante.



El dia siguiente lo dedicamos a visitar el Kenai Fjords National Park con un tour en barco.
Servidora en el barco,



Islotes llenos de pajaros,



Glaciares que llegan hasta el mar,



Colonias de focas, (todavia estan intentando reponerse de lo del Exxon Valdez)



Y hasta ballenas que venian a saludarnos a pocos metros del barco. Os pongo un video, a ver si funciona.





Por si eso fuera poco, Seward todavia nos reservaba la esplendida excursion hasta el Harding Icefield, un especie de lago de hielo que corona las montanyas de la peninsula de Kenai, y desde el que bajan todos los glaciares. Una subidita de 1000 metros, que nos regalo vistas del valle,



del Exit Glacier que bordeamos en nuestra subida,



y del Harding Icefield en si mismo.



Otra vista del Icefield, con una cara conocida en medio. Aqui se aprecia mas la extension. Son km y km de hielo.



Obviamente, durante el resto de nuestro tiempo en Seward ya no hicimos nada, porque estabamos tan cansados que poner un pie delante del otro era impensable. Ademas, habia que reservar fuerzas para nuestra incursion en la tierra de los osos. Pero eso lo dejo para otra entrada. Hasta pronto!

2 comentarios:

  1. Feu agafar ganes de sortir corrents cap allà, quins paisatges!

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  2. ¡¡¡¡¡¡¡Quiero más de Alaska!!!!!!!!!!!...(evidentemente cuando tengáis una ocasión). Muy bien el video.

    Besos. Eliane

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